UNA PALABRA PARA ELIMINAR 

Con frecuencia nos tomó mucho tiempo el poder apreciar en qué forma nos habían gobernado estas erráticas emociones. 

Podíamos verlas muy rápidamente en los demás, pero muy lentamente en nuestro caso personal. 

Primero que todo, tuvimos que admitir que teníamos muchos de estos defectos, aunque al reconocerlos sufrimos dolor y humillación. 

En lo concerniente a otras personas, tuvimos que eliminar la palabra «culpa» de nuestro lenguaje y pensamiento. 

DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 50

 

Cuando yo di mi Cuarto Paso, siguiendo lo sugerido por el Libro Grande, noté que mi lista de quejas estaba llena de mis prejuicios y de echar la culpa a otros por no haber podido triunfar y no aprovechar plenamente mis talentos. 

También descubrí que me sentía diferente porque era negro. Según seguía trabajando en el Paso, me di cuenta de que siempre trabajando en el Paso me di cuenta de que siempre había  bebido para deshacerme de esos sentimientos. 

Sólo cuando logré mi sobriedad y trabajé en mi inventario, pude dejar de echar la culpa a otras personas. 

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