RENUNCIAR AL CENTRO DEL ESCENARIO
Porque sin cierta dosis de humildad, ningún alcohólico puede permanecer sobrio . . . sin ella, la vida no tiene un fin muy útil, o, en la adversidad, no pueden reunir la fe que se necesita para afrontar cualquier emergencia.
DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 75
¿Por qué pongo tanta resistencia a la palabra «humildad»?. Yo no soy humilde ante otra gente, sino ante Dios, como yo lo concibo.
Humildad significa «demostrar un respeto sumiso», y al ser humilde me doy cuenta de que yo no soy el centro del universo.
Cuando bebía, el orgullo y el egocentrismo me consumían. Creía que el mundo entero giraba a mi alrededor, que yo era el capitán de mi destino.
La humildad me hace posible depender más de Dios para que me ayude a vencer mis obstáculos y mis propias imperfecciones para poder desarrollarme espiritualmente. Tengo que resolver problemas más difíciles para aumentar mi pericia y cuando encuentre los obstáculos de la vida pueda aprender a vencerlos con la ayuda de Dios.
La comunión diaria con Dios demuestra mi humildad y me hace darme cuenta de que un ser más poderoso que yo está dispuesto a ayudarme si dejo de tratar de hacer, yo, el papel de Dios.