LLORAR POR LA LUNA 

«Este verdadero y real sentimiento de inferioridad es agrandado por su sensibilidad infantil y es este estado de cosas lo que genera en él ese insaciable y anormal deseo de aprobación y de éxito a los ojos del mundo. Niño aún, llora por alcanzar la luna. ¡Y la luna parece no dejarse alcanzar por él!». 

LENGUAJE DEL CORAZÓN, p. 102 

 

Cuando bebía, parecía oscilar entre sentirme totalmente invisible y creerme el centro del universo. La búsqueda de ese elusivo equilibrio entre los dos ha llegado a ser una parte de mi recuperación. La luna por la que constantemente lloraba, ahora en mi sobriedad, rara vez está llena; en vez de eso, me enseña sus otras muchas fases, y en todas ellas hay lecciones que aprender. Un verdadero aprendizaje frecuentemente ha sido presidido por un eclipse, momentos de oscuridad, pero con cada ciclo de mi recuperación, la luz se hace más fuerte y mi visón es más clara. 

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