UNA MIRADA ADENTRO
Queremos hallar exactamente cómo, cuándo y dónde se han deformado nuestros deseos naturales.
Tratamos de ver honradamente la infelicidad que por esta causa se ha inferido a otras personas y a nosotros mismos.
Al descubrir nuestras deformaciones emocionales, podemos movilizarnos hacia su corrección.
DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 45-46
Hoy ya no soy esclavo del alcohol, sin embargo, hay muchas maneras en que la esclavitud todavía me amenaza – a mi persona, a mis deseos, incluso a mis sueños.
Empero, sin sueños yo no puedo existir; sin sueños no hay nada que me mantenga moviéndome hacia adelante.
Para liberarme debo mirarme por dentro.
Tengo que recurrir al poder de Dios para enfrentarme a la persona que más he temido, mi verdadero yo, la persona que Dios quería que yo fuera. A menos que pueda o hasta que lo haga, siempre seguiré huyendo y nunca seré verdaderamente libre.
Diariamente le pido a Dios que me enseñe tal libertad.
