En un cerebro sin gota de alcohol es mas fácil entender que no puedo ni debo dejarme llevar por la sensaciones, ya sean positivas o negativas.

De la misma forma que en un principio, la primera vez que dejé de beber me parecía absurdo ir a un grupo de ayuda por mucho que insistiera mi psiquiatra ya que no quería compartir mi mierda con nadie, en este caso ha sido distinto.

Al recaer como lo hice el año pasado -en marzo hará un año- lo primero que entendí es que yo solo no podía, es verdad que todo parte de mi pero necesito la ayuda de profesionales y un grupo al que asistir.

De hecho, antes de la recaida hacia un montón de tiempo que no asistía a ningún grupo aunque si que mantenía/mantengo contacto con algunos compañeros con los mismos problemas que yo.

un cerebro sin gota de alcohol desde hace mas de dos meses.

No es un contacto diario ni mucho menos es de vez en cuando. Al espaciar la asistencia a grupos y con compañeros de otros grupos parece que se diluye la enfermedad, no es que crea que estoy curado porque sé que ni lo estoy ni lo estaré en toda mi vida.

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Visto ahora desde la distancia comprendo que sencillamente se baja la guardia, entro en zonas de peligro, me voy haciendo trampas a mi mismo y termino cayendo como me pasó en esa recaida aunque han habido mas a lo largo del año pasado.

Para mi es fácil caer porque aunque comprendo todos los inconvenientes del alcohol y los problemas que a mi me ha traido hay algo que me empuja a su consumo.

Es además raro porque no disfruto del alcohol, no disfruto de la sensación de beber, es como si fuese algo que debería hacer. Tampoco sé explicarlo muy bien pero es algo así. Es como si tubiese que beber porque si no no hay nada. No sé.

De otra forma si pienso en la libertad que me da la abstiencia … si pienso en eso no quiero volver a beber nunca más.

El problema de esto es que es ciclico, en este momento creo que lo peor que puedo hacer es beber pero si bajo la guardia (y si no soy constante la bajaré) puedo dejar esa puerta abierta y volveré a caer.

Así es mi vida. Subidas y bajadas, rectas y curvas … Como la de todo el mundo, pero a la mia tengo que añadirle el alcohol.


Comentarios

2 respuestas a «un cerebro sin gota de alcohol.»

  1. Si, es el cerebro el que nos hace trampas, sabiendo el daño que el alcohol nos ha hecho, sigue intentandolo. Es verdad que cuanto mas tiempo se lleva en abstinencia disminuye este «deseo» de beber, pero siempre estará ahí.

    gracias a ti por pasarte y comentar. Mola compartir!

  2. Avatar de Laura

    Muy interesante artículo.
    Me identifico con casi todo.
    A mí sí me gustaba el alcohol, por su efecto anestesiante y relajante, no tanto el sabor.
    Pero ahora en abstinencia, justamente me encuentro con una especie de falta… O de vacío. Cómo has dicho: «como que no hay nada».
    En fin … Trampas de la mente adicta, hay que sortear esto día a día.
    Saludos, y gracias por este blog que me ha encantado.

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