la fiesta de cumpleaños sin alcohol

La fiesta, el problema

Hoy mi sobrino el mayor cumple 18 años, es un motivo de alegría para toda la familia. 

Parece que fue ayer cuando estaba en la puerta de urgencias con mi hermano, el tiempo pasaba lento mientras esperábamos que el niño quisiera salir. 

Han pasado 18 años y mi vida ha cambiado radicalmente, no se parece en nada. En aquel momento ya era alcoholico y no recuerdo si aquella noche iba especialmente borracho pero si me acuerdo de haber estado bebiendo aquella tarde antes de que sonará el teléfono y mi hermano me contase que estaba en el hospital  con mi cuñada esperando a que naciese el niño.

Al final todo fue bien, el niño nació en perfectas condiciones y mi cuñada se recupero del parto perfectamente.

Mi siobrino fue creciendo y yo seguí bebiendo y haciendo todo lo posible por no ver mi problema con el alcohol. Así hasta hace casi nueve años, cuando con 37 años la médica de cabecera me derivó al servicio de psiquiatría a la especialidad de adicciones.

Desde entonces he pasado por todas y cada una de las fases del alcohólico y su recuperación, me he comido el mono varias veces aunque nunca he sufrido el delirium tremens por suerte para mi.

He estado en grupos de apoyo, lo he intentado solo, he recaído, he vuelto a estar en abstinencia, he visto a la locura querer entrar en mi cabeza …

situación de alto riesgo para mi

En fin, es un día especial para mi como digo porque mi sobrino cumple 18 años y porque estoy limpio, hace ya unos meses que no bebo, desde mediados de diciembre y me encuentro bastante bien fisicamente, en cuanto a lo psíquico aunque me siento mejor, me falta mucho que recuperar.

Hoy es día de fiesta y habrá alcohol, mala cosa para mi, ir a un sitio en que hay alcohol de por medio a mi no me hace ningún bien, que le vamos hacer, estoy en ese punto.

Por parte de mi familia no hay problema, todo el mundo sabe de mi enfermedad y la mayoría de ellos no beben, pero hay mas invitados y a muchos no los conozco.

Habrá el típico “tomate una cerveza”, “un brindis por el cumpleañeros”, “con agua no se brinda” y un largo etcétera de frases hechas pronunciadas sin mala intención pero que en el punto que me encuentro se me pueden clavar como un cuchillo e incluso responder mal a alguien si persiste en la actitud de hacerme beber algo de alcohol.

Son pruebas por las que tendré que pasar ante los ojos de desconocidos que especularán por el motivo de mi rechazo al alcohol.

Hay gente que aunque no conozco mucho y hace tiempo que no veo si que he coincidido con ellos en otros tiempos en que el alcohol me hacía socializar con todo el mundo.

La estrategia

Entonces, debido a todo esto y como enfermo alcoholico hay una estrategia que debo trazar. Lo primero sería no ir y esta es la opción que me parece mas correcta y mas viable. 

Pero … descartada esta opción ya que debo asistir por ser el motivo que es, me uniré a los corrillos donde no haya alcohol o al menos si lo hay se beba de una forma, vamos a decir, responsable como dicen en los anuncios.

Estaré el minimo tiempo necesario una vez acabada la comida ya que después habrá copas, ya mi hermano me ha puesto sobre aviso. 

Como soy aficionado a la fotografía y ya se cuenta con que haré fotos, antes de la comida me dedicaré a eso, a ir haciendo fotos de todos los invitados y especialmente del cumpleañero.

Comeré tranquilamente rodeado de mi madre, hermano y sobrinos que no beben alcohol y entre los que me siento protegido.

¿Porque tomo todas estas medidas?

Tomo todas estas medidas porque sé que hoy no voy a beber porque ya me he tomado la medicación y entre las pastillas que he tomado esta el antabus, por tanto no beberé. 

En problema puede venir en los próximos días, me he dado cuenta que algunas veces el problema, la recaída vaya, no ha venido ante una exposición clara al alcohol como la que se me presenta hoy.

Aun recuerdo la comunión de uno de mis sobrinos a la que acudí y en la que tome mas o menos todas las medidas para no andar en contacto con el alcohol y ese día funciono. Ni bebí ni tuve deseo de hacerlo.

A la semana siguiente había recaído y estaba bebiendo como lo hacía cuando dejar de beber, de una forma compulsiva y sin ningún control.

Aqui fue donde aprendí que no solo debo  protegerme el día en que asisto a algún evento, si no que debo poner especial atención los días siguientes porque se me graba en alguna parte del cerebro y puede salir con fuerza si le doy la oportunidad.