Hoy me viene el recuerdo de la última recaida potente, acabe en el hospital.
Me viene a la cabeza despues de leer la reflexión diaria del libro de alcohólicos anónimos, donde habla de la pérdida de fe de cuando ya no queda nada y no hay donde agarrarse.
Despertarse en el hospital y sin recuerdo del día anterior … ¿Puede ser tocar fondo?.
Tengo lagunas de aquel dia, el recuerdo del hospital es ya cuando me despierto atado de pies y manos y la psiquiatra de guardia me dice que si puede confiar en mi y desatarme al menos alguna mano para que podamos hablar mas cómodos.
No entiendo nada, no recuerdo que hago en el hospital. Tras hablar con ella un rato y ver que no supongo ningún peligro para nadie, me montan en una silla de ruedas y me dan una vuelta por el hospital hasta el módulo de psiquiatría especializado en adicciones.
Para mi sorpresa no soy el único allí, aunque solo yo llevo la equipación oficial del hospital y en silla de ruedas, el resto están esperando a la enfermera para que les den el antabus y haga un repaso de como va cada uno de ellos.
Aún tardaré unos días en entrar en esa rutina porque cuando salgo de hablar con el psiquiatra lo primero que hago es buscar un chino para poder comprar alcohol.
Estoy mal de verdad y me doy cuenta. Me comprometo con el médico del hospital en volver al día siguiente pero no lo hago hasta 3 días despues.
Fueron tres días de quiero y no puedo, de tortura psicológica autoimpuesta. No puedo dejar de beber pero sé que tengo que hacerlo.
Además, eso de terminar en el hospital es la primera vez que me pasa es mi caída libre hasta los confines del infierno mas profundo.
A veces, lo alcohólicos hablamos de tocar fondo pero, ¿donde está el fondo?. En mi caso no lo sé pero voy descubriendo capas nuevas conforme mi enfermedad avanza y la voy desantendiendo.
Me da miedo.
