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¿Añorando el alcohol?

Hoy es 18 de mayo de 2022, miércoles. Hace apenas cinco meses desde mi última recaída y aquí me encuentro, en este cruce de caminos en el que soy consciente de que el alcohol debe salir de mi vida para siempre y sin embargo añorando el alcohol.

¿Y qué añoro? ¿El sabor? ¿El colocón?

Si lo pienso no puedo añorar nada, no me ha dado mas que sufrimiento, ni siquiera en estos momento el recuerdo de su sabor me resulta atractivo y el colocón tampoco me apetece, no me hace sentir bien, me hace sentir culpable, me da dolor de cabeza. 

En fin, creo que no soy yo quien añora nada sino mi cerebro enfermo, ese cerebro que sufrió una modificación debido al alto consumo de alcohol en su día y que hoy entiende que es imprescindible para mi supervivencia aun a sabiendas de que lejos de ser beneficioso para mi apunto estuvo de costarme la cordura.

Consejo de un alcohólico rehabilitado

Me decía un compañero de abstinencia que llevaba bastantemente tiempo sin consumir, 

“El día que definitivamente deje de desear el alcohol, fue ese día en que entendí lo que muchas veces me habían repetido: el alcohol te llevará a la cárcel, al psiquiátrico o a la cementerio. Pero puede llevarte a los tres sitios.”

Y es cierto, cuando me siento a reflexionar como lo hago ahora no se trata solo de los problemas o enfermedades que me pueda dar el alcohol, se trata mas bien de los beneficios que obtengo de no consumir.

¿Añorando el alcohol?

Levantarse por la mañana con la cabeza en su sitio, sin tener que pensar en que hice ayer y sentimientos de culpa que ya no se me van hasta que he empezado a beber de nuevo.

Tener la libertad de ir a donde sea y poder hablar con entera libertad sin que sea el alcohol quien condiciona mi día a día.

El tener siempre alcohol en algún sitio a mano porque la sola idea de que pueda faltarme a lo largo del día me pone enfermo y de mal humor.

En fin la ausencia de alcohol me ha dado una vida que no podría haber soñado en mis tiempos de alcohólico en activo, y sin embargo, lo hecho de menos.

Así funciona un cerebro adicto, asi funciona mi cerebro adicto.

El disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, esas cosas que la gente que no es adicta no se para a mirar y es normal, pero para mi, descubrir de nuevo el sabor del agua es algo mágico, que tontería, ¿no?.

 He podido estar meses sin beber agua cuando bebía alcohol, la sed se quitaba con cerveza. Mi cuerpo no pedía agua porque estaba lleno de alcohol.

Cuerpo y mente intoxicado, me paro a pensarlo y solo hay ventajas en la abstinencia pero sin embargo mi cerebro sigue a lo suyo.

Mi cuerpo no lo desea pero mi cerebro lo sigue pidiendo y no es solo que lo pida hoy, es que lo va a estar pidiendo hasta el fin de mis días, de mi depende hacer que esto sea mas o menos llevadero. 

Puedo lamentarme por no volver a ser un bebedor social, sea lo que sea que signifique eso, o puedo ponerme en pie de una vez y disfrutar de la libertad que la abstinencia me da. 

Vivir el día e ir fijándome en los pequeños detalles que el día a día me ofrece.

Es la única forma que se me ocurre de disfrutar de este viaje que en algún momento tiene que parar pero que no sea por el alcohol.

Una vida entregada al alcohol, eso no tiene sentido para mi cuando lo pienso desde el lado sano de mi cabeza.

La libertad real

En la abstinencia descubro muchas cosas pero sobre todo descubro la libertad, mi libertad personal, como decía la canción: “de la piel para dentro mando yo”.

Asi que un día más, me he levantado, he preparado café y me he tomado el antabus entre otras medicinas.

Hoy sé que no voy a beber, espero mañana encontrar la misma fuerza que he encontrado hoy para poder seguir así.

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2 comentarios en «viviendo sobrio»

  1. Felicitaciones por 5 meses en sobriedad, eres un gran ejemplo para mí.
    Agradezco también tu blog, es valiosísimo lo que compartes.
    Un abrazo y sigue fuerte!

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